jueves, 27 de enero de 2011

Texto del "Evangelio de la Vida, Evangelium Vitae "
Por el Santo Papa Juan Pablo II 

(Traducción del  Inglés  www.theworkofgod.org )
Me gustaría ahora decir una palabra especial a las mujeres que han tenido un aborto. La Iglesia conoce los muchos factores que han influenciado su decisión, y no duda que en muchos casos fue una dolorosa y quebrantante decisión. La herida en sus corazones puede que no haya sanado. Ciertamente lo que ocurrió fué algo terrible que aún continúa siéndo así. Pero no se entreguen a la perdida del coraje y no pierdan la esperanza. Traten mejor de entender lo que sucedió y enfrenténse a ello honestamente. Si todavía no lo han hecho,  entréguense totalmente en humildad y confién en el arrepentimiento.
El Padre de Misericordias está listo para darles a ustedes perdon y paz en el sacramento de la Reconciliación. Ustedes vendrán a entender que nada está definitivamente perdido y tambíen podran pedirle perdón a su hijo, quien esta ahora viviendo en el Señor. Con el consejo y la ayuda amistosa de otra gente, y como resultado de su propia experiencia dolorosa, ustedes pueden estar entre las mas elocuentes defensoras de los derechos de cada persona al regalo de la vida. A través de su compromiso con la vida, ya sea aceptando el nacimiento de otros niños o al aceptar y cuidar de aquellos en necesidad de alguien.
Estando cerca de ellos, ustedes se volveran promotoras de una nueva forma de mirar a la vida.
Juan Pablo II                   

Carta a una mujer que tuvo un aborto

Primero que todo siento mucho lo que te ocurrió cuando rechazaste el regalo de la vida cometiendo el pecado del aborto, así que me uno a tu dolor y rezo por tu perdon y por el proceso de tu sanación espiritual.
Lo que ya se hizo no tiene remedio, pero afortunadamente Dios es misericordioso y nos perdona para que podamos rehacer nuestras vidas.
Para experimentar el perdón total de tu pecado, lo debes confesar a un sacerdote y si es necesario reconfesarlo con dolor de haber ofendido a Dios quien es el Autor de la vida.
Errar es humano, perdonar es divino. Dios te ha perdonado, con la muerte de su Hijo Jesus en la cruz, tambien tu hijo, pues el o ella se encuentra el la paz de Dios. Ahora tienes que completar el proceso de sanación perdonándote a ti misma.
Todos somos pecadores y Jesus rechazo a la multitud que quería apredear a la mujer adúltera diciéndoles, "el que esté libre de pecado que tire la primera piedra." Tambien dice el Señor, no juzgueis y no seréis juzgados. Dios te ha pernodado, ahora pues, no continues juzgándote y condenándote por el pecado que Dios ya te perdonó.  
Te sugiero que le reces a la Virgen de Guadalupe ya que ella es la Patrona de los bebes en los vientres de sus madres. Ella te ayudará a encontrar paz. Bendice a tu hijo y bautízalo espiritualmente con tu fe en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Nunca desconfíes de la Misericordia de Dios. Dios nos ama. Que el Señor te bendiga, te guarde y te de la paz y el coraje para seguir adelante.  
En cuanto a perdonarte a ti misma, debes hacer ejercicios mentales o afirmaciones en las cuales tu hablas contigo misma diciendo por ejemplo:
He pecado y lo que hice no está bien. Sin embargo Dios es todo amor y misericordia, con su muerte en la cruz ha perdonado todo mi pecado. Estoy en paz con Dios y ahora quiero estar en paz conmigo misma.
Dios ha dicho perdonad y sereis perdonados, así que en el nombre de Jesus me perdono a mi misma. Y como el niño que cae para aprender a pararse y sostenerse, yo también caí y he aprendido de mi caída. Ahora reconozco la maldad del pecado y respeto mas a Dios. Esta caida me sirve para empezar una nueva vida con mas santo temor de Dios y con mas aprecio por la vida. Esta caída me sirve para rezar por otras mujeres para que no caigan en la misma trampa, me sirve para aconsejar a todas las que el Señor me presente y prevenirles de este daño a sus vidas. También me sirve para ayudar a otras mujeres que se encuentran en el dolor de haber sufrido el trauma del aborto y sus consecuencias morales y espirituales. 
Gracias a Dios por el regalo del perdon. Gracias a Dios por sanarme y limpiarme con su preciosa sangre. Bendito sea el Señor.  
Autor: José de Jesús y María